6 Marzo 09 - Madrid - A. Jiménez
Se sienten responsables de dar placer a las chicas y no se ponen «la goma» pensando erróneamente dos cosas. La primera, que con el látex sentirán menos, y la segunda, que el pene es el único instrumento para hacerlas disfrutar. Éstos son sólo algunos de los motivos por los que uno de cada tres adolescentes españoles accede a tener relaciones sexuales sin preservativo. Así se desprende de un estudio realizado por médicos de familia tras encuestar a cerca de 400 jóvenes de entre 14 y 17 años. Aunque gran parte considera que se debe utilizar, la investigación señala que el 34 por ciento de los alumnos encuestados de tercero y cuarto de ESO y el 33 por ciento de Bachillerato, no es capaz de rechazar relaciones sin protección. Según explica Miguel Ángel Cueto, secretario general de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), «también influye negativamente la falta de habilidades sociales para decir «no», y tener otras conductas sexuales seguras y muy gratificantes en lugar del coito sin preservativo». En definitiva, que falta información y formación. No basta con las campañas publicitarias ni con regalar condones en un intento de conectar con los muchachos. No por eso somos «más progres». Según explica Manuel Lucas, presidente de la Sociedad Española de Investigación en Sexología (SEIS), «confundimos la información. Cargamos las tintas en lo preventivo y lo prohibitivo, y a los jóvenes les encanta el peligro. La información que se les da no es la apropiada, tendemos a una sexualidad genitalizada con el coito como lo fundamental, y es un error. El clítoris es la zona más erógena de la mujer y con el coito no siempre se alcanza el orgasmo». Pero parece que cuesta hablar con naturalidad de estos temas, y cuando lo hacemos es de forma tan apelotonada que a los chavales se les indigesta, y llega lo indeseado. No sólo los embarazos, las infecciones o el sida, sino también otros problemas más olvidados, pero importantes: el miedo a eyacular antes de tiempo, a parecer «novatos» o el qué irán contando a los demás les obsesiona. «La insatisfacción sexual (provocada por las prisas, la forma y la ignorancia de la edad, entre otras causas) y el sentimiento de frustración tienen mucho que ver. No se explican de forma adecuada las conductas alternativas a la penetración, ya que nuestra sociedad ha sido coitocentrista», añade Cueto. Según señalan los profesionales, los consejos que reciben suelen venir de amigos, de blogs que circulan por internet y de los medios de comunicación, pero «para elegir con madurez hay que saber, y el problema es, precisamente, la ausencia de conocimiento del sexo humano. También asesoran en los colegios, por ejemplo, pero se centran más en fisiología, en enseñar las partes del cuerpo. Les dicen cómo son, pero no cómo funciona la cosa», matiza Lucas. Dónde y cómo Aunque han cambiado las vías de asesoramiento, los lugares y los medios no se han renovado demasiado. El coche, las fiestas en casa de amigos o tras un botellón son los elegidos cuando aprieta la necesidad. Y lo peor es que «se hace de forma precipitada, tras haber bebido demasiado o haber consumido sustancias», destaca Lucas. Y terminan por usar la píldora como algo cotidiano. Por todo ello, Cueto destaca la importancia de «contar con la suficiente madurez y conocimiento para adquirir y usar la protección correcta, y también para poder hacer frente a las posibles respuestas y frustraciones emocionales que se les presenten. Es el caso del enamoramiento, de los desengaños amorosos o la compenetración con la pareja, pero sin penetración».
Se sienten responsables de dar placer a las chicas y no se ponen «la goma» pensando erróneamente dos cosas. La primera, que con el látex sentirán menos, y la segunda, que el pene es el único instrumento para hacerlas disfrutar. Éstos son sólo algunos de los motivos por los que uno de cada tres adolescentes españoles accede a tener relaciones sexuales sin preservativo. Así se desprende de un estudio realizado por médicos de familia tras encuestar a cerca de 400 jóvenes de entre 14 y 17 años. Aunque gran parte considera que se debe utilizar, la investigación señala que el 34 por ciento de los alumnos encuestados de tercero y cuarto de ESO y el 33 por ciento de Bachillerato, no es capaz de rechazar relaciones sin protección. Según explica Miguel Ángel Cueto, secretario general de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), «también influye negativamente la falta de habilidades sociales para decir «no», y tener otras conductas sexuales seguras y muy gratificantes en lugar del coito sin preservativo». En definitiva, que falta información y formación. No basta con las campañas publicitarias ni con regalar condones en un intento de conectar con los muchachos. No por eso somos «más progres». Según explica Manuel Lucas, presidente de la Sociedad Española de Investigación en Sexología (SEIS), «confundimos la información. Cargamos las tintas en lo preventivo y lo prohibitivo, y a los jóvenes les encanta el peligro. La información que se les da no es la apropiada, tendemos a una sexualidad genitalizada con el coito como lo fundamental, y es un error. El clítoris es la zona más erógena de la mujer y con el coito no siempre se alcanza el orgasmo». Pero parece que cuesta hablar con naturalidad de estos temas, y cuando lo hacemos es de forma tan apelotonada que a los chavales se les indigesta, y llega lo indeseado. No sólo los embarazos, las infecciones o el sida, sino también otros problemas más olvidados, pero importantes: el miedo a eyacular antes de tiempo, a parecer «novatos» o el qué irán contando a los demás les obsesiona. «La insatisfacción sexual (provocada por las prisas, la forma y la ignorancia de la edad, entre otras causas) y el sentimiento de frustración tienen mucho que ver. No se explican de forma adecuada las conductas alternativas a la penetración, ya que nuestra sociedad ha sido coitocentrista», añade Cueto. Según señalan los profesionales, los consejos que reciben suelen venir de amigos, de blogs que circulan por internet y de los medios de comunicación, pero «para elegir con madurez hay que saber, y el problema es, precisamente, la ausencia de conocimiento del sexo humano. También asesoran en los colegios, por ejemplo, pero se centran más en fisiología, en enseñar las partes del cuerpo. Les dicen cómo son, pero no cómo funciona la cosa», matiza Lucas. Dónde y cómo Aunque han cambiado las vías de asesoramiento, los lugares y los medios no se han renovado demasiado. El coche, las fiestas en casa de amigos o tras un botellón son los elegidos cuando aprieta la necesidad. Y lo peor es que «se hace de forma precipitada, tras haber bebido demasiado o haber consumido sustancias», destaca Lucas. Y terminan por usar la píldora como algo cotidiano. Por todo ello, Cueto destaca la importancia de «contar con la suficiente madurez y conocimiento para adquirir y usar la protección correcta, y también para poder hacer frente a las posibles respuestas y frustraciones emocionales que se les presenten. Es el caso del enamoramiento, de los desengaños amorosos o la compenetración con la pareja, pero sin penetración».
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